El flúor (1) en el cuerpo se localiza en huesos y dientes debido a su alta afinidad con el calcio y fósforo. Aún cuando el contenido de flúor en el cuerpo se mide en trazas estas resultan en depósitos cristalinos que dan como resultado huesos fuertes y hace dientes más resistentes a las caries.
A diferencia de otros minerales (2) traza, que son componentes de metalo – enzimas o actúan como cofactores en reacciones enzimáticas, el flúor no es considerado un nutrimento indispensable sino un elemento “benéfico para la salud dental de los seres humanos”. Los estudios muestran que el flúor ejerce cierta protección a la superficie del diente al reducir la pérdida de minerales del esmalte por el proceso de desmineralización-mineralización que ordinariamente tiene lugar en él. También se ha visto que el flúor de la saliva o en la superficie de los dientes, por el uso de pasta dental fluorada, interfiere
en la degradación de los azúcares que ocasionan las bacterias cariogénicas.
El flúor (3) contribuye a mantener la mineralización de los dientes.
Las principales fuentes de flúor (1,3) son:
- Agua potable
- Té a base de Camellia sinensis
- Mariscos
- Aves
- Carne de res
- Hígado
- Sopas que contienen huesos de pescado o de res.
2.2 mg* (5)
*Ponderada para la distribución mexicana de acuerdo con el Censo General de Población y vivienda, 2000.
1 mg (4)
En el ser humano el único efecto claro por deficiencia es el incremento en la presencia de caries en todas las edades.