El término fibra dietética (1) fue adoptado por primera vez en 1953 por Hipsley para describir los componentes de la pared celular vegetal de los alimentos. La importancia fisiológica de la fibra dietética entró en escena en 1971 cuando el médico Denis P. Burkitt recomendó un aumento de la ingesta de fibra dietética para mejorar la función intestinal, basado en observaciones comparativas de ingestas e incidencia de enfermedad en el Reino Unido y África.
Más recientemente se han comentado propiedades de potencial significado fisiológico como son la formación de butirato, propiedades prebióticas, y aumento de la absorción mineral.
En México la NOM 043 SSA2-2012. Servicios básicos de salud. Promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar orientación la define como “la parte comestible de las plantas o hidratos de carbono análogos que son resistentes a la digestión y la absorción en el intestino delgado humano y que sufren una fermentación total o parcial en el intestino grueso.
La fibra dietética incluye polisacáridos, oligosacáridos, lignina y otras sustancias asociadas a las plantas. Se les divide en solubles e insolubles. Epidemiológicamente su consumo insuficiente se ha asociado con la aparición de enfermedades crónicas. Se encuentra en leguminosas, cereales integrales, verduras y frutas.” (2)
Dependiendo de su origen la fibra (3) puede contribuir:
- Al funcionamiento normal del intestino.
- A la aceleración del transito intestinal.
- A aumentar el volumen de las heces.
Las principales fuentes de fibra (4) se encuentran en:
- Cereales: tortillas y otros productos elaborados con maíz nixtamalizado, cebada, salvado, harinas integrales, avena, pan y cereales integrales.
- Verduras (de preferencia crudas y con cáscara): brócoli, colecitas de bruselas, col, zanahoria, coliflor, elote, chícharos, espinacas, nopales, acelgas, huauzontles, verdolagas y berros.
- Frutas (de preferencia crudas y con cáscara): chabacano, plátano, moras, dátiles, higos, guayaba, naranja y toronja en gajos, pera, manzana, mango y tamarindo.
- Leguminosas: frijol, lentejas, cacahuate, habas, alverjón, garbanzos, soya.
- Otros: orejones de chabacano o durazno, ciruela pasa, pasas, almendras y nueces.
Mayores de 20 años de 30 a 35 g/día. Adultos mayores de 26 y 30 g/día para hombres y mujeres respectivamente. (5)
No hay una especificación en México para suplementos alimenticios.
Desde que se estableció el concepto de fibra dietética, tres a cinco décadas atrás, se ha sugerido que un consumo insuficiente contribuye a un conglomerado de trastornos crónicos como el estreñimiento, diverticulitis, hemorroides, entre otras. Se debe considerar que los componentes individuales de la fibra dietética tienen efectos fisiológicos diferentes y, por lo tanto, diferente potencial para la reducción del riesgo de enfermedades.